Resumen científico - 91

A continuación, compartimos con todos Uds. un resumen de las novedades más destacadas del mundo de la ciencia y la tecnología.

Lanzamiento del ARSAT 2 







Claves para entender el lanzamiento del ARSAT 2 




Matías Bianchi, el presidente de ARSAT, habló sobre artefacto que será enviado al espacio para mejorar la transferencia de contenidos audiovisuales en el continente; además, aseguró que en 2019 estará listo el ARSAT 3.





Fuente: La Nación

Un país que se pone en órbita 




* Por Adrián Paenza

Los nombres Luis Genovese e Ignacio Grossi quedarán para siempre ligados a la historia de la política satelital en la Argentina. Ignacio fue el jefe del proyecto Arsat-1 mientras que Luis, recién llegado de la Guayana Francesa, es el jefe del proyecto Arsat-2. Ellos representan a la empresa Invap. La trilogía de invitados se completa con el ingeniero Hugo Nahuys, quien es uno de los pocos científicos que quedaron de la “otra época”, la época del Nahuel-Sat, la época en la que alquilábamos los satélites que ocupaban nuestras órbitas. Hugo es el jefe de Calidad y Procesos de Arsat. No son los únicos, ni mucho menos. Hubo y hay más de 450 personas, entre científicos, técnicos, operadores, electrónicos, matemáticos, ingenieros, físicos y de otras áreas que me es difícil enumerar, que participaron de una u otra forma para que mientras yo escribo y usted lee, haya un par de satélites argentinos dando vueltas en el espacio.

Nos encontramos en un camarín de la TV Pública junto con Claudio Martínez, el productor general del programa y una de las personas más importantes que tiene este país en materia de comunicación. Parecemos niños, no solo con un juguete nuevo, sino con una juguetería completa a nuestra disposición. Sin saber por dónde empezar, sin saber qué elegir primero.

Preparamos el programa como si nos conociéramos de memoria. Luis cuenta la emoción del conteo. Los diez segundos que un locutor lee en forma regresiva, en francés, es donde todo termina... o empieza. Es el momento de tensión donde todo el proyecto queda en manos extranjeras. Los primeros 32 minutos, esos primeros 32 minutos cuestan casi 86 millones de dólares. El cohete y toda la parafernalia que lo rodea para que pueda llevar al satélite y dejarlo en la órbita elíptica inicial tienen un costo descomunal. Está todo asegurado, pero uno no quiere cobrar el seguro. No queremos que salga mal para hacer negocio con el dinero de las aseguradoras. Queremos que salga bien.

Sin embargo, hay una diferencia entre ambos satélites: no es lo mismo el primer hijo que el segundo. No es que uno lo quiera menos, seguro que no, pero es distinto. Uno ya fue padre por primera vez y ya nunca lo será otra vez. La euforia del lanzamiento del Arsat-1 tuvo toda una incógnita y un dramatismo que este no tuvo. El del año pasado salió con el último suspiro. Los semáforos que tenían que estar todos en verde, marcaban varios rojos cuando no debería haber sido así. Con el Arsat-2 todo fue de acuerdo a la pauta.

Los abrazos son distintos ahora. La emoción está pero ya tenemos la experiencia de quien lo hizo alguna otra vez, y salió bien también. Cada uno de los involucrados entiende que la primera vez pudo haber sido algo aislado, sin continuidad. Es el segundo satélite argentino... y piense bien lo que acaba de leer, porque esto siempre les pasaba “a los otros”: a los norteamericanos, los rusos, los franceses, los chinos, los alemanes o los japoneses, también a los israelíes, pero nunca a nosotros, nosotros no participábamos de estos juegos de “élite”. Pero, así como así, en trece meses ya hay un segundo satélite argentino girando en una órbita que todavía no es la definitiva.

La gente de Arianespace, a través de su cohete el Ariane 5, lleva dos satélites en su interior: uno, es el australiano Sky Muster. El otro, es el argentino Arsat-2. El cohete sirve de transportador. Los lleva hasta un lugar y allí los deposita. Al argentino lo deja a 250 kilómetros de la Tierra. El satélite entonces comienza una trayectoria elíptica hasta el apogeo, o sea, el punto de mayor distancia a la Tierra, que es de casi 36.000 kilómetros. El viernes por la mañana, desde la base terrena de Benavídez el satélite recibió instrucciones de modificar su camino. El lugar más cercano a la Tierra por donde pasa (el perigeo) está ubicado a unos 4500 kilómetros, mientras el apogeo sigue a la misma distancia: 36.000 kilómetros. El objetivo es llevar la órbita a que sea circular, en donde el apogeo y perigeo estén a la misma distancia, y por lo tanto, cuando la mayor y menor distancia coinciden, la elipse se transformará en un círculo. Y hoy, domingo, mientras usted está leyendo el diario, en Benavídez se tiene que haber producido una nueva corrección a la órbita.

Después de la quinta maniobra de encendido del motor principal con las últimas instrucciones, el satélite comenzará su trayectoria geoestacionaria y estará en condiciones de cumplir con su tarea: “iluminar” desde Canadá hasta la Antártida.

Cuando el Arsat-1 comenzó a ser operado desde Benavídez, hubo un momento en que todo lo que hacían los satélites que alquilábamos pasaron a manos argentinas. Es decir, todos los servicios que brindaban fueron transferidos al satélite argentino: servicios de telefonía, Internet, televisión, datos... Ahora es distinto. ¿Por qué? Porque ahora la Argentina está en condiciones de salir al mercado internacional a vender esos servicios. Antes pagábamos 25 millones de dólares al año para poder usar lo que habían construido otros. Ahora, no solo no tenemos que pagar sino que ahora podemos cobrar.

Cuando Cristina Kirchner anunció la política satelital argentina, habló de políticas de Estado de 20 años de duración o de proyección. Desde el 2015 hasta el 2035. Creo que desde la primera presidencia de Perón la Argentina no tiene un proyecto de semejante longitud en el tiempo, salvo que se hable de deudas financieras que era una suerte de embargo al país y su soberanía.

Arianespace, con los dos satélites que puso en órbita el miércoles, llegó a los 518 desde que provee este servicio, con un record “casi” impecable. La probabilidad de que todo saliera bien es muy alta. En el comunicado oficial que fue publicado en inglés dice:

“Arsat-2 es el segundo en una serie de satélites geoestacionarios (GEO) que le da a la Argentina su propio sistema de telecomunicaciones espaciales. Arsat-2 proveerá a los países americanos de televisión directa-a-sus-casas, acceso a servicios de Internet para ser recibidas en sus antenas VSAT y transmisión de datos y telefonía por medio de IP”.

Más allá de las cuestiones técnicas específicas, hay algunas cosas para celebrar. El país se ha ubicado en un lugar muy privilegiado y por lo tanto, empieza a competir en un mercado que estaba reservado a “los otros” como escribí más arriba. El propio Brasil tomó un camino diferente pero no le fue bien. Quizás empujado por los grupos equivalentes a los que hay en la Argentina, prefirieron “comprar afuera” y después desarrollar adentro. No funcionó. No solo fue un fracaso, lamentablemente, porque estoy seguro de que los científicos brasileños deben sentir que ellos tienen –por lo menos– las mismas condiciones que nosotros, sino que fue una afrenta a ellos también. Es que nadie que tenga el know-how lo va a regalar, y cuando lo vende, lo vende a “paquete cerrado”.

Por eso fue que les pregunté a todos los que participaron del programa si ya habían recibido ofertas de algunos otros jugadores. Creo que no, pero no les extrañe que así como exportamos los Messi y los Ginóbili, comencemos a ver una corriente que apunta hacia sustraernos la gente joven, que ya no solamente está preparada extraordinariamente bien en cuestiones teóricas sino que empiezan a tener una experiencia que es imposible de simular en la práctica, salvo con la práctica misma.

Los grandes estadistas son aquellos que miraron donde mirábamos todos pero vieron lo que no vio nadie. Sucede lo mismo con los científicos. Alguna vez fue Néstor Kirchner el que vio algo que no le traería ningún rédito inmediato. Se distinguió por eso también. No fue a cortar una “cinta” en un acto simbólico que termina no importándole a nadie. Pensó en algo que ni siquiera llegó a ver porque se murió antes. Pero lo que nadie podrá cuestionar con el tiempo, es que esta época estará marcada por un cambio de pendiente: en lugar de ir cuesta abajo y sin freno, ahora la Argentina empieza a ser líder y a mostrar el rumbo.


Fuente: Página 12

“La ciencia siempre funcionó
como inspiración para la innovación”
 





* Por Pablo Esteban

El diseño y la ejecución de políticas públicas presuponen un espacio y un tiempo de planificación. Pero, ¿qué es la planificación? Washington Uranga la define como un “proceso mediante el cual se introduce racionalidad y sistematicidad a las acciones y a la utilización de los recursos con la finalidad de orientarlas hacia un objetivo deseable y probable”. De esta forma, mientras que el corto plazo implica la implementación de “políticas de urgencia”, en el largo plazo se inscriben aquellas operaciones profundas que garantizan la verdadera transformación en la medida que buscan resolver problemáticas de tipo estructural.

Durante mucho tiempo “proceso” y “largo plazo” constituyeron meras utopías, figuras retóricas sin contenido, en definitiva: formas vaciadas de sentido. En la última década, la situación se modificó, pues se reconoció –no sin esfuerzo– la centralidad de la ciencia y la tecnología en el andamiaje del sistema productivo, la innovación y la generación de empleo. Un esquema macroeconómico que, en la actualidad, busca ser sostenido a partir del robustecimiento de las actividades industriales con el apoyo y la gestión del conocimiento, con el objetivo de lograr soberanía y mayores cuotas de libertad respecto de las reglas impuestas –de modo perverso– por los mercados internacionales.

Algunos interrogantes hacen fila y se agolpan con la necesidad de ser respondidos: ¿cómo diseñar políticas públicas que, desde el ejercicio prospectivo, proyecten (y construyan) el futuro? ¿De qué manera las administraciones kirchneristas han logrado modificar la realidad material y simbólica del sistema científico y tecnológico en el país? ¿En qué medida el conocimiento participa del sistema económico y configura un nuevo perfil productivo? En definitiva, ¿cómo forjar un país que no apoye la ciencia sino que se apoye en la ciencia? En este marco, el subsecretario de Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del Mincyt, Fernando Peirano, ensaya algunas respuestas al respecto.

–Usted es economista y se especializa en temáticas vinculadas al desarrollo productivo. Desde esta perspectiva, ¿cómo definiría el perfil productivo en Argentina?

–Ese interrogante me interesa responderlo en comparación con lo ocurrido en tiempos precedentes. Me tocó formarme en una etapa de retroceso y ajuste, de carencia y procesos truncos durante las décadas de los ochenta y los noventa. Luego, tuve la suerte de comenzar a ejercer un cargo en la gestión pública como subsecretario de Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, en un escenario totalmente distinto caracterizado por nuevos desafíos. Tenemos una industria fortalecida, en la que se identifica la participación de nuevos actores con capacidades innovativas enriquecidas y diversificadas, y también contamos con novedosos modelos de articulación institucional. Todo, en sinergia, forma parte de una plataforma muy interesante de cara al futuro: se trata de pensar un país en que la producción y el empleo continúen siendo los ejes sociales y territoriales. En la actualidad, tenemos un Estado mucho más preparado. Durante el neoliberalismo, el saber técnico se había alejado mucho de los espacios de decisión pública. Nosotros, por ejemplo, en la gestión del Ministerio recuperamos la planificación como ejercicio ordenador.

–Recién comentaba que, en la actualidad, Argentina posee un sector industrial fortalecido. ¿Esto equivale a decir que vivimos en un país industrializado?

–Contamos con el PBI industrial per cápita más alto de América latina, pienso que tenemos un país cuyo sector industrial se consolida día a día. A diferencia del resto del continente en que ha permeado una tendencia vinculada a la exportación de materias primas, nosotros hemos logrado sostener el protagonismo de las manufacturas de origen industrial. No son muchos los países que demuestran capacidad para producir bienes que requieren la articulación de sistemas y redes de producción, pues eso implica el trabajo coordinado de una multiplicad de actores. Por otra parte, Argentina es una nación que posee una dotación de recursos naturales generosa y una plataforma de ciencia y tecnología muy extendida con investigadores competentes.

–En este sentido, ¿cómo se conquista el desarrollo?

–Se logra con el trabajo articulado de la industria, los recursos y la ciencia. Si nosotros conseguimos hacer una síntesis de estos tres vectores de cambio de una manera articulada, tendremos la chance de profundizar el crecimiento y aumentar la productividad. Aquí, la innovación juega un rol fundamental y representa el corazón de la tríada.

–Ya que lo nombró, ¿cómo definiría el concepto de innovación?

–Desde mi punto de vista, la innovación implica resolver de manera creativa los problemas que plantea el desarrollo. Existen innovaciones de producto-proceso (vinculadas al crecimiento de las pymes) y, por otra parte, se ubican las institucionales. En eso, Daniel Scioli es el único que plantea un compromiso explícito con hacer de la innovación una herramienta clave para apuntalar el desarrollo. Argentina ha demostrado que tiene capacidad innovadora y eso es algo medular.

–Pienso que para resolver de manera creativa los problemas, es fundamental la formación de recursos humanos con capacidades para crear. ¿Existen instituciones en el país que formen a las nuevas generaciones en esta línea?

–Por un lado, Argentina posee una oferta universitaria pública muy diversificada y de alto alcance que ha demostrado que no es contradictorio, en el marco educativo, pensar en inclusión y calidad. Un aspecto no elimina al otro ni mucho menos. Desde aquí hemos logrado posicionarnos muy bien en el área de producción científica y en el ranking de universidades. En los últimos años, hemos sumado 500 mil estudiantes universitarios distribuidos en 15 nuevas universidades. Por otra parte, respecto a la innovación y al aporte creativo, es muy importante el aprendizaje del individuo a partir de la práctica en el campo. Debemos apostar por esa chispa e iniciativa personal, en el marco de un sistema que le dé sentido, torne más complejas y sistematice aquellas intenciones particulares.

–En este contexto, ¿qué lugar ocupa la ciencia?

–La ciencia siempre funcionó como un espacio de inspiración para la innovación. Además, los países que progresaron lo hicieron a partir de procesos mediante los cuales los éxitos privados y empresariales se produjeron gracias a políticas exitosas que acogieron y generaron las condiciones para que aquello emergiera. Argentina ha cumplido ciclos y ha resuelto desafíos que habían quedado pendientes gracias al aporte de la innovación y de la creatividad. Por ejemplo, en materia nuclear –Atucha II–, en el área satelital –Arsat I y ahora Arsat II–, en el desarrollo de radares nacionales –civiles y militares–, el desarrollo de software –que involucra, en la actualidad, más de 4500 empresas, 100 mil puestos de trabajo y un crecimiento de empleo que representa el 12 por ciento anual–, en biotecnología, etc. En muchos casos se dice que son políticas de largo plazo y cuesta ponerle una medida a ese “largo plazo”. Sin embargo, opino que ese “largo plazo” puede describirse a la perfección con la última década en que se logró todo lo que acabo de enumerar y, por supuesto, mucho más.

–Piensa a la ciencia como un motor que mueve el engranaje del sistema productivo...

–En la actualidad, nadie se animaría en nuestro país a plantear los desafíos productivos sin incluir a la ciencia y a la tecnología. Queda por delante darle un mayor alcance y amplitud a todo lo que se ha logrado, pero sin dudas contamos con un modelo de trabajo efectivo.


Fuente: Página 12

La comida altera la química cerebral 




Entre los más de 50 invitados internacionales que participaron en el reciente Congreso Argentino de Neurociencias estuvieron los jóvenes investigadores de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, según sus siglas en inglés) Alexxai Kravitz, doctor de la Universidad de Filadelfia, y Verónica Álvarez, bióloga graduada en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, pero que desde hace más de una década vive en los Estados Unidos.

Kravitz estudia los efectos de una dieta alta en grasas y azúcar en los circuitos cerebrales que regulan el movimiento. Álvarez trabaja en la huella del abuso de drogas en la conectividad neuronal. Sugestivamente, ambos temas tienen puntos en común.

“Tratamos de analizar por qué las personas obesas tienen tendencia a moverse menos. Vimos que en ellos desciende la transmisión de dopamina, el más importante neurotransmisor que incide en los circuitos de movimiento. En ratones, el desequilibrio no es preexistente: es la comida la que causa los cambios en la circulación de dopamina y esto causa la reducción de movimiento", afirmó Kravitz.

"Es interesante, porque esta alteración en la transmisión dopaminérgica que encontramos ahora en ratones después de alimentarlos con alimentos altos en grasas es la misma que vemos en humanos obesos, pero también es muy similar a la que se ve en personas que abusan de las drogas, particularmente, estimulantes -agregó Álvarez-. Y algo singular que Alexxai mostró es que cuando los animales adelgazan y llegan a un peso casi normal, siguen teniendo baja circulación de dopamina y siguen sin moverse. Tal como ocurre con los fumadores que dejan el cigarrillo, después de haber consumido una dieta alta en grasas, los ratones no vuelven a ser los mismos".


Fuente: La Nación

Desarrollan escala para medir estados de conciencia 




* Por Nora Bär

No hace tanto, se consideraba que entender los mecanismos de la conciencia era una meta para la próxima generación. Pero avances que hubieran sido difíciles de anticipar están permitiendo atisbar por la cerradura de esa "caja negra" del cerebro, develar sus engranajes y, tal vez lo más importante, usar ese conocimiento para diagnosticar y tratar a pacientes con desórdenes como la vida vegetativa, el estado de mínima conciencia o el síndrome de enclaustramiento (un cuadro en el que se está despierto, pero sin poder moverse o comunicarse por parálisis de todos los músculos del cuerpo).

Es más: hoy se trabaja en el desarrollo de una "escala" de estados de conciencia basada en parámetros objetivos de la actividad cerebral, que respaldará el diagnóstico, pero también permitirá trazar un pronóstico fundamentado de la posible evolución de esos pacientes.

El neurólogo francés Lionel Naccache y el médico argentino Jacobo Sitt, ambos investigadores del Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale (Inserm) en el hospital universitario La Pitié Salpêtrière, de París, presentaron parte de ese esfuerzo en el 30° Congreso de la Sociedad Argentina de Neurociencias (SAN), que acaba de realizarse en esta ciudad.

"Frecuentemente, el neurólogo tiene que tomar decisiones en condiciones de incertidumbre -explicó Sitt, que después de graduarse de médico hizo un doctorado en Física-. Nuestra meta en los últimos cinco años fue agregar evidencia, darle más herramientas para que sus decisiones sean más fundamentadas".

Y agregó Naccache: "En este campo, estamos la mayor parte del tiempo en situaciones muy difíciles, en las que incluso tenemos que convencernos de que sabemos lo que hacemos. Por eso, lo importante es no sólo alcanzar un conocimiento objetivo del estado del paciente, sino también conocer el nivel de certeza de nuestras estimaciones. Hay situaciones clínicas en las que podemos estudiar al paciente durante varios días y al final del proceso tenemos dos escenarios: o uno confía en su criterio y todas las mediciones convergen en la misma conclusión o uno tiene una evaluación que no es concluyente. Por eso, no sólo tenemos que saber hasta qué punto sabemos, sino también cuándo empezamos a no saber".

Hay diferentes causas de pérdida de conciencia. Las dos principales son la anoxia cerebral (ausencia de irrigación sanguínea), que se produce típicamente después de un paro cardíaco, y la lesión cerebral traumática. Ambas tienen diferente pronóstico.

"No sabemos todo, pero hay cosas que sabemos y tenemos que informar -destacó Naccache-. Después de un paro cardíaco, desafortunadamente, el estado de conciencia queda fijo al cabo de un mes. Nunca se verá a alguien recuperarse de un estado vegetativo cuatro años después de un paro cardíaco. Pero para la lesión cerebral traumática la historia es completamente diferente. Uno puede tener mejorías después de mucho tiempo. Por eso es importante tener estas evaluaciones".

Distinguir entre estado vegetativo y de mínima conciencia es complicado. Diferentes estudios estiman que hasta el 30 o 40% de estos pacientes reciben un diagnóstico incorrecto. Para evitarlo, el equipo de Naccache y Sitt está tratando de integrar 92 marcadores cerebrales para construir una herramienta que respalde la toma de decisiones informadas.

"Nuestra meta es construir una gran base de datos para mejorar el conocimiento de la actividad mental -contó Sitt-. Partimos de la teoría sobre qué procesos computacionales deberían ser importantes para la existencia de conciencia y tratamos de bajar eso a tierra vinculando cada una de las predicciones con un marcador o conjunto de marcadores, como, por ejemplo, la cantidad de información que comparten diferentes áreas cerebrales".

Y concluyó Naccache: "Todavía tenemos que acordar cuáles son los marcadores más confiables. Una vez que los tengamos, los compartiremos masivamente para que cualquier paciente tenga acceso a este instrumento. Para mí, el desafío es que estas herramientas se utilicen de manera muy cauta, ya que si son demasiado exitosas podrían hacer olvidar que estas situaciones son siempre dramáticas y no hay dos personas que reaccionen de la misma manera. Aunque contemos con índices o escalas efectivas, lo más importante es que nos tomemos el tiempo para explicarles a los familiares y cuidadores el significado de esta información".


Fuente: La Nación

Nuevas fotos de Caronte revelan
al cañón más grande del Sistema Solar
 





Caronte, la mayor luna de Plutón, no es el monótono páramo cubierto de cráteres que esperaban algunos astrónomos. Descubrieron que está surcada, entre otros, por un sistema de cañones de nueve kilómetros de profundidad y una cadena de 600 kilómetros de valles y pendientes. Así lo revelaron las fotografías más detalladas del planeta enano tomadas hasta la fecha y publicadas ayer por la NASA. Además, las imágenes captadas por la sonda espacial New Horizons ponen de manifiesto sorprendentes variaciones cromáticas.



"Nos parecía poco probable que pudieran darse características tan interesantes en un satélite del extremo más remoto de nuestro Sistema Solar", subrayó en un comunicado Ross Beyer, del equipo de geólogos de New Horizons. Lo que más llamó su atención fue un gran sistema de cañones, que cruza Caronte y probablemente se extiende también por su cara oculta. Recorre el satélite a lo largo de 1.600 kilómetros, una longitud que es cuatro veces la del Gran Cañón del Colorado.

Los expertos debaten ahora la posibilidad de que Caronte pudiera haber albergado un océano subterráneo que se congelara hace mucho tiempo y alterara los volúmenes en la superficie.

Los astrónomos esperan poder llegar a nuevas conclusiones sobre la actividad geológica de esta luna de Plutón con las imágenes que la sonda irá enviando a lo largo de 2016. Actualmente, New Horizons se encuentra a una distancia de 5.000 millones de kilómetros de la Tierra.


Fuente: Clarín

Las manos y los pies del ‘eslabón perdido’
hablan de su doble vida
 





Hace menos de un mes, se presentó en público a Homo naledi, una nueva especie humana. Sus descubridores lo describieron a partir del análisis de 1.500 fósiles humanos de al menos 15 individuos encontrados en una cueva próxima a Johannesburgo (Sudáfrica). El estudio inicial sugería que aquellos cadáveres fueron depositados allí por sus congéneres, un comportamiento funerario que se había asociado a especies humanas más avanzadas. Los naledi combinan rasgos más primitivos, como un cerebro de pequeño tamaño, con unos dientes pequeños, habituales en los homínidos más modernos. Características como estas, unidas a la imposibilidad de precisar cuándo vivieron, han dejado muchas incógnitas sobre la etapa de la evolución en la que localizarlo.

Esta semana, la revista Nature Communications publica dos análisis de las manos y los pies de los homínidos sudafricanos y los resultados muestran esa naturaleza híbrida entre rasgos que se suelen asociar a los simios y otros que se suelen relacionar con los humanos.

El análisis comparativo de las manos de esta especie con las de otros humanos muestra que la muñeca y la palma se parecen a las de los neandertales o los humanos modernos, y como estos cuenta con un pulgar largo y fuerte. Todos estos rasgos sugieren que tenía la capacidad de manejar herramientas con precisión. Por otro lado, los huesos de los dedos, más largos y curvados, indican que también mantenían la habilidad para trepar a los árboles y moverse por sus ramas.

En el estudio de los pies se observan características similares a las manos. Por un lado, tienen similitudes con los pies de los humanos modernos, bien adaptados a caminar erguidos. Sin embargo, los dedos de los pies también tienen los huesos más curvados que los individuos de nuestra especie. En definitiva, parece que mantenía una doble vida que va a seguir dando que pensar a los antropólogos.

Los rasgos propios del uso de herramientas de Homo naledi en combinación con su pequeño cerebro tiene interesantes implicaciones sobre los requisitos cognitivos necesarios para hacer y utilizar herramientas. Además, considera, que, dependiendo de la edad de los fósiles, existe la posibilidad de que esta especie sea la creadora de algunas de las herramientas de piedra que se encuentran en Sudáfrica.

No obstante, la existencia de unos rasgos anatómicos modernos que permitan utilizar herramientas no implica necesariamente que aquellos homininos lo hiciesen. A principios de este año, se presentó un estudio que sugería que hace más de tres millones de años los australopitecos ya tenían manos similares a las de los humanos modernos. Entonces, algunos científicos ya planteaban que el órgano esencial para fabricar y manejar herramientas es el cerebro y no la mano, y ponían en duda que con un cerebro tan pequeño como el de los australopitecos se pudiese crear tecnología.


Fuente: El País

Una maqueta del corazón en apenas cuatro horas 




Los corazones humanos, al igual que sus dueños, no son iguales. Y si hablamos de órganos de niños con defectos congénitos, también pueden presentar características únicas e impredecibles que complicarían una cirugía salvadora. Para verlos y preparar una intervención, los médicos utilizan técnicas de imagen, como los rayos X o la resonancia magnética. Sin embargo, llegado el momento, solo tienen una oportunidad de tener el corazón entre sus manos. Pero, ¿y si se pudiera hacer una maqueta de ese corazón?

Ese es el objetivo de una tecnología desarrollada por médicos e ingenieros estadounidenses que permite crear una especie de maqueta o modelo tangible del corazón de cada paciente en unas pocas horas gracias a una combinación de técnicas de visión por ordenador, resonancia magnética e impresión 3D.

No es la primera vez que se utiliza la impresión 3D para fabricar modelos de corazón personalizados, pero, gracias a este nuevo enfoque, es posible realizar todo el proceso en apenas tres o cuatro horas y de manera casi automática. Así, los cirujanos pueden disponer de una réplica del corazón en el que van a intervenir de forma casi inmediata, lo que les puede ayudar a familiarizarse con las particularidades anatómicas del mismo y practicar los movimientos que van a realizar durante la operación.

Para crear estos modelos, un programa de ordenador interpreta los datos de las resonancias magnéticas y los convierte en una serie de instrucciones destinadas a una impresora 3D. Los datos de una resonancia consisten en varios cientos de secciones similares a fotografías en blanco y negro que representan el objeto real. Las transiciones entre zonas oscuras y brillantes en las imágenes indican los bordes de las estructuras anatómicas.

Pero convertir esta información en instrucciones fiables para la impresión 3D presenta una serie dificultades. Por una parte, los sistemas actuales de visión por ordenador no son muy precisos y tienen problemas a la hora de determinar los límites entre distintos objetos. Por otra, en las resonancias, no todas las transiciones entre claro y oscuro representan los bordes de un objeto y hace falta el criterio de un experto humano para interpretarlas. Para suplir ambas carencias, hasta ahora era necesario segmentar las imágenes, es decir, revisar a mano cada una de las doscientas o más tomas que componen una resonancia, indicando manualmente al ordenador la forma real del corazón. Obviamente, se trata de un proceso lento que suele superar las diez horas de trabajo.

Aquí es donde entra en juego la solución ofrecida por los ingenieros del MIT. En ella se pide al experto humano que identifique los límites del corazón solo en algunas de las imágenes y el ordenador se figura el resto usando algoritmos de reconocimiento de imagen. De esta manera, identificando manualmente los límites únicamente en un diez por ciento de las imágenes, se ha conseguido una conformidad superior al 90% comparado con el método manual.


Fuente: El País

La NASA enviará un robot a Marte en 2020 




La NASA lanzará un vehículo robótico en el año 2020 que tendrá una nueva misión: saber si Marte es un planeta con las condiciones necesarias para montar una estación permanente. Superada la etapa Follow the Water, que consistía en saber si había agua en el planeta rojo, esta nueva misión será la primera en analizar la habitabilidad. Los planes siguientes buscarán lograr que dentro de 15 años una persona pise suelo marciano.

La misión que irá a Marte en el 2020 llevará un dispositivo especial que tomará el dióxido de carbono de la atmósfera y extraerá oxígeno. Es el único instrumento que no tiene que ver con la misión científica, sino que se concentra en el futuro de exploración. Porque el objetivo es tener oxígeno para futuros astronautas. Según el argentino Miguel San Martín, ingeniero jefe de la sección de orientación y control en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA que participa en el programa para llegar a Marte, la intención es llevar astronautas para 2030 a este planeta.

Hasta ahora, la búsqueda en Marte tenía que ver con una pregunta sobre el pasado: ¿hubo algún momento en que las condiciones de ese planeta eran aptas para que existiera vida? El Curiosity, el robot lanzado en 2012 y que aún se encuentra allá, tenía ese objetivo.

El plan de la NASA de exploración marciana, muy discutido por estos días por el hallazgo de agua líquida en el planeta, sigue el año que viene con Insight, una nave espacial cuya misión estará indirectamente ligada a la vida, como un comienzo del proyecto que busca saber si Marte es un planeta habitable. "Hará estudios del interior de Marte para entender el núcleo del planeta. Su conexión con la vida es que los científicos creen que cuando se solidifica el núcleo, el efecto dínamo que produce el campo magnético desaparece. El campo magnético protege a la atmósfera de Marte de la radiación solar. Entonces cuando el campo magnético desaparece, el viento solar vuela la atmósfera, y cuando la atmósfera de Marte desaparece pierde su agua y terminamos con el planeta frío y seco que tenemos hoy en día", explicó San Martín, que trabaja hace casi 30 años en la NASA.

En las misiones que hicieron hasta ahora, las muestras que se tomaban se molían en mil pedazos y así los geólogos estudiaban la minerología. El nuevo objetivo consiste en lograr estudiar los compuestos elementales en la roca en sí misma, sin romperla. Y un próximo paso, que aún no tiene fecha de concreción, consiste en traer ese material a la Tierra para analizarlo en los laboratorios de la NASA.

"El próximo paso, que es lo que va a hacer esta misión, va a coleccionar estas muestras y ponerlas en un contenedor, para que después otra nave espacial, en el futuro, no aprobada todavía, pero con suerte en la misma década, las traiga de vuelta a la Tierra para que sí, acá en Tierra, con los laboratorios que tenemos, poder hacer estudios más detallados", explicó San Martín durante la conferencia.

El problema, ahora, es la financiación. Todo ese proceso es caro porque requiere de tres misiones. La primera, que va a buscar las muestras; la segunda, que, con un vehículo robótico, va en busca de esas muestras y las pone en un cohete que trae detrás. Luego, el cohete despega, lo pone en órbita a Marte y después debe llegar la tercera misión para tomar esas muestras y traerlas a la Tierra.

"Es muy probable que una de estas tres fases sea con participación internacional. Así que, ahora, después del Arsat 2, Argentina podría participar en una misión", afirmó.


Fuente: La Nación

Paso clave en la búsqueda de la
pastilla anticonceptiva masculina
 





Investigadores japoneses identificaron el papel de una proteína del esperma que interrumpe la fertilidad cuando se la bloquea a través de fármacos. En el bloqueo de una proteína del esperma podría estar la clave del desarrollo de la píldora anticonceptiva masculina.

En la actualidad, los hombres sólo cuentan con el preservativo, la vasectomía o la abstinencia para evitar el embarazo de sus parejas. Los laboratorios dieron por tierra con los intentos para desarrollar alguna iniciativa que se asemeje a los tratamientos hormonales femeninos dado que tenían muchos efectos adversos y la investigación para desarrollar productos seguros demandaba una millonaria inversión que, sospechaban, no sería rentable.

No obstante, ahora un equipo de investigadores japoneses realizó un importante hallazgo en el área, publicado en la revista Science. Dirigidos por Masahito Ikawa, profesor del Instituto de Investigación en Enfermedades Microbianas de la Universidad de Osaka en Japón, los científicos descubrieron que en el bloqueo de la calcineurina, una proteína que juega un papel importante en la fertilidad masculina, podría encontrarse la clave para el desarrollo de la píldora masculina.

El equipo analizó en ratones isoformas de calcineurina expresadas en los genes PPP3CC y PPP3R2, que únicamente se encuentran en células de formación de esperma. A través del suministro de fármacos, los investigadores lograron “apagar” el PPP3CC en los ratones machos. Los investigadores descubrieron que el esperma se vuelve infértil en los 4 a 5 días posteriores a la toma, lo que sugiere que esta proteína es importante para el desarrollo, pero no para la maduración de los espermatozoides.

La fertilidad de los ratones, así como la motilidad del esperma y la flexibilidad de su parte intermedia, se recuperó una semana después de cesar la administración del fármaco.

Ikawa señaló que esta evolución específica de la calcineurina también se encuentra en los seres humanos, por lo que podría ser utilizada como una estrategia para desarrollar anticonceptivos reversibles para hombres. En los ratones, uno de los fármacos utilizados para el bloqueo de la proteína fue la ciclospirina, un inmunosupresor utilizado para evitar el rechazo en los trasplantes de órganos, por lo cual su uso viene acompañado de muchos efectos adversos. “Necesitamos desarrollar un fármaco que se dirija específicamente a la calcineurina del esperma”, dijo al respecto el líder del estudio.

"Los hallazgos de este estudio pueden ser un paso clave para dar a los hombres control sobre su futuro reproductivo", concluyó Ikawa.


Fuente: Clarín

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